Entonces, la santidad no es para unos pocos predestinados ...
Hoy la liturgia nos invita a celebrar una fiesta muy grande, la de todos los santos. San Juan en la primera lectura, habla de la multitud de santos que lavaban sus vestiduras en la sangre del Cordero: eran "una multitud inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo e idioma"; así, la santidad no es para unos pocos predestinados. La santidad es para todos los que caminan por la tierra con la mirada puesta en el cielo y en la perspectiva de la vida eterna. Esto debe darnos el coraje para superar las dificultades. Por eso debemos buscar los santos entre nosotros, en la vida cotidiana, entre hombres que viven nuestras mismas experiencias, nuestros problemas, nuestros trabajos, pero que logran hacer brotar de ellos las esperanzas de un mundo diferente, fiel al Evangelio de Jesús. El Papa Francisco nos ayuda a llamarlos y sentirlos como los santos de la puerta de al lado, diciendo en su Exhortación Apostólica Gaudete y Exultate : “Me gusta ver la santidad en el pa...