Fiat, hágase en mi...

https://drive.google.com/file/d/1s8X9fM51rudYqo_tLAKMvRngXVgIXRG4/view?usp=sharing 

"¡Auméntanos la fe!" ¿Qué significado puede tener la petición que los apóstoles le hacen a Jesús? ¿Se puede medir la fe? ¿Se puede aumentar? ¿Qué le preguntan realmente los apóstoles al Señor Jesús? Las palabras de Jesús sobre el escándalo y el perdón, en los versículos anteriores no leídos, llevaron, a sus pobres seguidores, a descubrir que su fe es insuficiente. Ellos preguntan ¿cuántas veces tengo que perdonar?, en su cultura los números eran importantes porque definían cosas. Jesús va más allá de toda medida o precio, les dice: setenta veces siete. Bien sabemos que este es un recurso para decir que el perdón debe darse siempre… la cara de asombro debió ser tan grande, que el Señor los llama ” gente de poca fe”.

Con dos parábolas Jesús responde a su petición.

La parábola del granito de mostaza y la morera, de la que dice que si se tuviesen suficiente fe se movería para plantarse en el mar…; esta imagen sobrepasa toda consideración, indica que la fe tiene la capacidad de hacer posible lo imposible.  Jesús, presenta a sus discípulos lo imposible, porque quiere que quede claro que la fe no tiene la dimensión de lo humano, no es una conquista humana sobre el mundo. Ser su discípulo es un don para asombrarse, no llamados a imitar sus gestos sino a poner nuestra vida en la suya para que pueda ser trasplantada, incluso en el absurdo, porque nada es imposible para Dios.

También nosotros debemos asombrarnos de nuestra fe, que de seguro en muchos aspectos ha crecido como una morera en medio del mar… cuando estamos dispuestos a desechar nuestros planes y hacemos un cambio radicalde vida; cuando creemos en la  sanación divina en la enfermedad, cuando vemos en nuestra familia que por el que no apostamos nos sorprende, o cuando reestablecemos una relación totalmente rota…, por otro lado, la ausencia de esta certeza nos hace prisioneros de nuestras incapacidades e inseguridades…

La segunda parábola, la del siervo, nos ayuda a comprender mejor el misterio de la fe... Porque la fe no es un sentimiento puro (como el amor y la esperanza), de esos que provocan una emoción en el alma, sino que es la relación privilegiada entre hombre y Dios.

El criado trabaja en el campo todo el día; al final de este, aunque crea que ha terminado, todavía tiene mucho que hacer, no puede sentarse solo a comer y descansar hay que proveer el día siguiente. Esta es la Fe: un trabajo diario, constante, sin reservas; que se fortalece y crece en el compromiso concreto, en la atención constante a nuestra vida y al compromiso con los demás; al desarrollo de las relaciones asertivas,, a la solidaridad, al compartir, a la caridad… todos son los lugares donde se manifiesta la Fe. Pero ojo, es esa fe que se acrecienta, porque se alimenta de la multiplicación que hagamos de los dones que hemos recibido… 

Jesús termina el ejemplo indicando directamente "Así también vosotros"... Debemos tener una mirada larga, que vaya más allá de las angustias del presente, más allá de las preocupaciones de la vida cotidiana, más allá de la monotonía, para proyectarnos hacia el futuro, quizás absurdo, quizá utópico, pero que habita en el corazón de Dios y está protegido en su amor. 

Finalmente, la historia de la fe no comienza ni con el sacrificio de los mártires, ni con la palabra de los profetas, ni con las acciones más loables de los apóstoles. Comienza con el "sí" de una niña que acoge en sí misma una vida ajena que necesita ser acogida y guardada en la vida del hombre. Pidamos hoy también al Señor que aumente nuestra fe. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Podcast Dom V de Cuaresma (B) La ley de la vida

Podcast. Dom I de Cuaresma. El amor orienta el camino

Dom XXV del T.O. La pedagogía de lo profundo