RECURSOS PARA MINISTROS DE LA PALABRA - ESCALA

https://drive.google.com/file/d/1Z8sW9St9G53rJ_opdeN3PeR7Qc_5KwTc/view?usp=sharing En este VI domingo de Pascua continúa la lectura del capítulo 15 de Juan. El domingo pasado, la liturgia nos invitaba a reflexionar sobre la exhortación del Señor a permanecer en Él, como sarmientos en la vid; hoy, esta misma exhortación nos invita a morar en Él. No hay más imágenes, ni símbolos que indiquen la profundad de la comunión, solo la invitación final a dejarnos inhabitar totalmente por Él.   Ser cristiano es dejarse amar por Cristo como Él y el Padre se aman. El secreto está aquí: no está tanto en nuestra capacidad de amar, sino en dejarnos amar por Jesús.   ¿Simple? ¡En el fondo se trata del despojo de sí! ¡Sin embargo, nos damos cuenta de lo difícil que es acoger este amor transformador! Cuántas veces pensamos que somos personas apáticas, cuántas veces asumimos nuestra vida como miseria y no permitimos que el Amor de Cristo la alcance. Cuántas veces censuramos nuestro corazón para q...

  https://drive.google.com/file/d/1Koq7gKDsUydkKyiPZx0wVpRPxfc2xzZp/view?usp=sharing Similar al Buen Pastor, Jesús nos presenta una imagen sugerente de la relación de intimidad que él establece con quienes creen él. Hoy, quinto domingo de Pascua, se presenta a sí mismo como la vid verdadera.   La invitación del Señor ante esta realidad es categórica: permaneced en mí y yo en vosotros. Él mismo lo explica. si un sarmiento no se quedara en la vid, no podría cumplir con la tarea para la que existe: producir fruto. Pero, ¿es posible que una rama intente desprenderse de la vid? ¿que intente fructificar por sí misma? En el evangelio del domingo pasado, escuchábamos que Él vino para que sus ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia. Al igual, los sarmientos sólo con la vid pueden dar verdadero fruto.   ¿Cómo se puede permanecer unido a Jesús? ¿Qué es lo que nos une y qué puede separarnos de Él? Si releemos el evangelio con corazón abierto, no hay dificultad para entender lo ...

https://drive.google.com/file/d/1uwZQKwUXyYPsYHzOiFQRJ29JH6-BdkfD/view?usp=drive_link Son muchas las imágenes con las que Jesús se presenta y nos hace conocer su persona, su obra, su misión. Una de las más bellas es la del pastor. "yo soy el buen pastor." “el hermoso pastor”, dice literalmente el texto original del Evangelio. Su belleza y su bondad, reside en su estrecha relación con el rebaño, expresada con un verbo que hoy el Evangelio repite varias veces: ¡ofrezco! El es el pastor verdadero porque realiza el gesto más grande y poderoso: dar, ofrecer, donar, entregar su vida. Es el Dios-pastor que no pide, ofrece; no toma nada y da lo mejor; no quita la vida, sino que da la suya. "Dar vida" es la tarea de nuestro Dios, su actividad inagotable…, él es el manantial de agua viva. La savia de la vid. De Él brota la vida infinita, poderosa, desmedida. En el campo ningún pastor está dispuesto a morir por las ovejas; luchar sí, pero no morir; es más importante salvar la ...

  https://drive.google.com/file/d/1-38T0WyNWM9zMC04PnhvanEFjnp862-t/view?usp=sharing

  https://drive.google.com/file/d/1wwp4n4wAvGNrAABbfRo_MOdxSNCVQO0h/view?usp=sharing ¡Jesús, en este tercer domingo de Pascua, no deja de sorprendernos! Ante sus discípulos incrédulos y desconcertados muestra sus manos y pies y los invita a mirar y contemplar las llagas de la Cruz. Para convencerles habría podido realizar un milagro asombroso o crear un signo inequívoco de su glorioso poder, pero el Resucitado los invita a mirar los signos de la pasión.   El evangelista Lucas subraya con fuerza la inseparabilidad de la cruz y la resurrección, porque precisamente en este contexto se revela el corazón del anuncio pascual. La "buena noticia", en efecto, no es simplemente que un muerto haya vuelto a la vida, sino que el Hijo de Dios, que en la Cruz entregó toda su vida por amor, ha vencido a la muerte. La vida que resucita es la vida dada por amor.   Pero, junto a la pasión y la resurrección, el Evangelio introduce un tercer elemento fundamental: la misión. El Resucitado, abr...

https://drive.google.com/file/d/1SsLFGuwJl7VOBwpCkQX9UTKSTT3dm4J3/view?usp=sharing En la noche de Pascua, los discípulos se encontraban juntos, en un lugar cerrado. Ya se habían dispersado después de la detención de Jesús. ¿Qué los impulsó a volver a estar juntos? Probablemente fue la extraordinaria noticia que María de Magdalena trajo a Pedro y al discípulo amado por Jesús: que el sepulcro estaba abierto. Los dos habían ido a comprobar y habían verificado que en el sepulcro ya no estaba el cuerpo de Jesús; seguro debieron haber advertido a los demás, que poco a poco fueron llegado (excepto uno). Algunos desorientados preguntándose qué había pasado con el maestro; otros como el discípulo amado creyendo que había resucitado de la muerte como les había predicho. Y justo cuando el sol se estaba poniendo en ese día lleno de alegría y dudas, Jesús viene entre ellos. Los saluda con la paz; hace nacer en ellos la alegría; da su espíritu de vida y los envía a llevar a los demás este regalo. Au...