Podcast. Dom IV de Pascua (B), Domingo del Buen Pastor
Son muchas las imágenes con las que Jesús se presenta y nos hace conocer su persona, su obra, su misión. Una de las más bellas es la del pastor. "yo soy el buen pastor." “el hermoso pastor”, dice literalmente el texto original del Evangelio. Su belleza y su bondad, reside en su estrecha relación con el rebaño, expresada con un verbo que hoy el Evangelio repite varias veces: ¡ofrezco! El es el pastor verdadero porque realiza el gesto más grande y poderoso: dar, ofrecer, donar, entregar su vida.
Es el Dios-pastor que no pide, ofrece; no toma nada y da lo mejor; no quita la vida, sino que da la suya. "Dar vida" es la tarea de nuestro Dios, su actividad inagotable…, él es el manantial de agua viva. La savia de la vid. De Él brota la vida infinita, poderosa, desmedida.
En el campo ningún pastor está dispuesto a morir por las ovejas; luchar sí, pero no morir; es más importante salvar la vida que el rebaño. El falso pastor, ve venir al lobo y huye. Pero al buen pastor le importan. Y aquí entra en juego el Dios de Jesús, el Dios “al revés”, el Pastor que muere para salvar.
¿Qué relación personal entonces podemos establecer con Dios que es Padre, con Jesús, que es pastor, guía, apoyo y salvación? Como él, estar constantemente abiertos a la misión, para ir a buscar a quien necesite la luz y la fuerza del amor de Dios y del evangelio.
Así entendemos el valor y la necesidad de la oración por las Vocaciones: siguiendo el ejemplo de Jesús, toda la Iglesia está llamada a realizar la misión pastoral, y en ella se necesitan "buenos pastores" que, a ejemplo de Jesús, busquen a sus hermanos, para ayudarlos, ofréceles el Evangelio y la gracia del Señor.
Oremos juntos, con verdadera insistencia en esta mañana para que el Señor, sepa derramar su gracia quienes tenemos la misión de acompañar, cuidar, orientar, guiar, corregir, ayudar. Que sepamos ser Pastores decididos, fieles, alegres, responsables de su mies y testimonios del Reino.
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