Dom I de Adviento, ciclo C. Esperar al Señor con esperanza
Comienza con este domingo el nuevo año litúrgico con el tiempo del adviento. Inicia un nuevo camino de espiritualidad que coincide con el año santo, año de la esperanza y la misericordia.
Adviento es sinónimo de espera, deseo, preparación, esperanza... Cada año tenemos la oportunidad de empezar de nuevo, de entregar en manos del Padre nuestras debilidades y dificultades y volver al camino. Adviento es el tiempo del nuevo comienzo, de la gracia que renueva, de la espera que despierta el deseo.
El texto del Evangelio de Lucas que acompaña la celebración eucarística de apertura del año litúrgico, y de todo el año, nos induce a pensar en el mañana con mayor confianza y esperanza en el corazón.
La narración de Lucas es muy intensa orienta hacia la espera final del glorioso Señor. Una espera caracterizada no por el miedo o la angustia, sino por la esperanza: "su liberación está cerca". El tiempo de adviento, por lo tanto, no es solo la memoria del nacimiento de Jesús en Belén, sino también la preparación perrmanente para su venida definitiva. El libro del Apocalipsis se cierra con estas palabras: "Yo vengo pronto" (Apocalipsis 22,20). Él vendrá, no se ha olvidado de nosotros. Tal vez seamos nosotros, olvidados y distraídos, los que nos olvidamos de él; pero él nunca se olvida de nosotros.
El evangelista nos ofrece una indicación muy importante para vivir intensamente este tiempo de espera: "Cuídense a ustedes mismos". Jesús no dice que tenga cuidado con esta o aquella otra tentación, sino "a ustedes mismos". Hay que admitirlo: estamos distraídos, superficiales, nos perdemos en los laberintos de las pequeñeces de todos los días... El Señor quiere que estemos atentos para escuchar su voz que llama al corazón, para reconocer su rostro en el rostro de los pobres, para no ser indiferentes a los sufrimientos de los hermanos, para no encerrarnos en nuestras pequeñas seguridades...
Nuestro corazón, a menudo agobiado, recupera la belleza y la ligereza poniendo a Jesús en el centro de todo devolviendo el orden al corazón. Sí, poniendo orden en el corazón: una buena manera de comenzar el Adviento.
¿Qué pasos concretos puedes dar para poner orden en el corazón?
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