Podcast, Dom III del T.O. "Y en seguida le siguieron"
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Si recordamos, la liturgia de la Palabra del domingo pasado nos presentaba cómo Juan instaba a sus discípulos a que siguieran a Jesús, el “Cordero de Dios”. Ellos fueron hacia él y convencidos de su identidad, anunciaron su llegada. El evangelista cierra el capítulo de presentación con el encarcelamiento de Juan y el discurso de Jesús.
Es la hora de comenzar su misión. En Galilea, una zona considerada despectivamente como “de los gentiles” y lugar de paso para gentes de todo el mundo conocido (los paganos), inicia el Maestro su predicación. Jesús viene al encuentro decisivo con la humanidad: ¡El Reino ya está aquí! Para participar de él, dice, “convertíos y creed en el Evangelio”.
1 Lectura
El libro de Jonás, como todos los libros proféticos, es un llamado al cambio de vida, a dejar el orgullo, la individualidad, la avaricia. Sin embargo, hay que decir que el texto nos expone al elegido que se extravía en la misión. Jonás predicó con dureza, siguió sus planes y sus tiempos y no los de Dios quien permitió que los ninivitas se arrepintieran y se trasformaran en una comunidad confiada en su misericordia; Dios le reprendió por ello.
La conversión para el cristiano no es resignarse al ver la miseria, sino avanzar con la certeza de que Dios nos guía por el camino correcto, y solo somos instrumentos para mostrar el camino que nos lleva hacia Él.
El estribillo del Salmo 24 "Hazme saber, Señor, tus caminos", nos recuerda que Dios está siempre dispuesto a perdonar a los pecadores, les enseña sus caminos, los guía en su fidelidad, mostrándoles la senda recta para llegar a él, que trae la salvación.
2 Lectura
Pablo, en la segunda carta a los Corintios, dice que todo pasa en este mundo y no debemos detenernos en las cosas de aquí abajo, sino que debemos adherirnos a Dios que es el único eterno. Nos exhorta con premura al desapego, porque el Señor llega y necesita de nuestra libertad.
El cristiano no para, continúa sus días llenos de actividad con todos los problemas que de ello se derivan, con las alegrías, los dolores, las derrotas, las esperanzas. Lo que Pablo quiere es que entendamos que debemos vivir la vida diaria al máximo, pero sin convertirla en algo absoluto.
Evangelio
En el evangelio, Marcos nos presenta el episodio en el que Jesús, tras la muerte de Juan, predica la palabra de Dios atravesando Galilea y proclamando que "el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el evangelio ". Seguidamente, se encuentra con Simón y Andrés pescando y les invita a seguirle; un poco mas adelante encuentra a Santiago y a Juan trabajando y los llama.
Simón, Andrés, Santiago y Juan responden dejándolo todo. Los nombres de estos hombres nos revelan que la conversión y el evangelio son reales porque reales son quienes creyeron y respondieron. No se trata de un momento de entusiasmo, ni de una mejor oportunidad de trabajo. La llamada de Jesús toca el corazón de su existencia; los pescadores de peces, ahora son pescadores de hombres; la barca, la pesca y hasta la familia quedan atrás; otros los suplirán, pero ahora son ellos los escogidos para el trabajo en el Reino.
También nosotros estamos llamados hoy, pero se requiere desapego y riesgo; desapego de lo que nos esclaviza (poder, tener, placer), incluso para algunos, de la familia y de su vida. La radicalidad es característica de la fe y punto de referencia para limpiar el corazón de apegos superfluos. No basta el deseo de Dios si en la vida no hay conversión; frente a un mundo que prescinde de Él nuestro testimonio es vital.
En este día en que la Iglesia universal celebra el Domingo de la Palabra, nuestra escucha atenta de ella será el motor que impulse el seguimiento, porque el tiempo se ha cumplido y la promesa del Reino se realiza ya.
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