Podcast. Dom II T.O. Ciclo B. Necesitamos escuchar tu voz


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A partir del encuentro descrito por el evangelista Marcos entre Jesús y los discípulos, podemos decir que la Iglesia ha tenido como única misión mostrar al mundo la presencia del “Cordero de Dios”, seguirlo y permanecer con él; darlo a conocer a todas las gentes y anunciar su llegada como Buena Nueva de salvación. Este es el contenido de la evangelización y el contenido de nuestro anuncio. Testimonio de ello son los miles de cristianos misioneros que han existido y existen en todo tiempo y lugar.

 

Las lecturas de la liturgia de este domingo inician con el texto del libro de Samuel, que narra su vocación; ¡cómo Dios lo llamó una noche para enviarle a predicar la salvación a Israel! Él descubre un Dios personal y cercano, y comprende la importancia de escuchar y acoger el llamado. 

 

La respuesta de Samuel nos debe motivar a descubrir ese Dios personal que sale a nuestro encuentro porque nos elige y se fía. La generosidad puesta nos permitirá relativizar todo lo demás que nos encadena en el egoísmo.   

 

El salmo expresa la actitud de disponibilidad que el Señor espera, no en la exterioridad de nuestros actos, sino en el ofrecimiento de nuestras vidas para poder decir también: “Heme aquí, para hacer tu voluntad". 

 

Pablo nos indica en la carta a los corintios que, hacer la voluntad de Dios, es saber que le pertenecemos integralmente, y por ello somos templo del Espíritu, lugar de ofrenda y oración. Es nuestro deber glorificarle y reconocer que con nuestra entrega cotidiana nos unimos a su Cuerpo, y contribuimos al plan de salvación.

 

El evangelio también es una llamada, pero a los apóstoles. “Jesús pasaba por allí” y Juan, reconociéndolo, expresa con firmeza “He aquí al Cordero de Dios”, exclamación que movió a otros a seguirle. 

 

¿Qué significa esta exclamación? Que Juan ve en Jesús la presencia de Dios. Bastó una mirada, en lo mas profundo de su alma, para quedarse con él. Ya no hay que esperar más, no hay otra misión diferente, ningún otro anuncio, ninguna profecía más.

 

Hoy, Dios pasa continuamente por nuestra vida, muchas veces sin ser escuchado, ni visto, ni amado. Preguntas como ¿qué debo decir? ¿qué escuchar? ¿a quién buscar? ¿a quién seguir? ¿a quién anunciar? serían suficientes para suscitar inquietud y advertir que el Señor sigue pasando y llamando continuamente; pero sin un espíritu dispuesto puede ser en vano.

 

La pregunta ¿dónde vives? equivale hoy a decir: ¿quién eres?; y la respuesta: Ven y Verás expresa que sólo siguiéndolo podemos descubrir quién es Jesús. Quien le descubre y le acoge, debe continuar la misión de llevar a otros hacia este encuentro mostrando al Señor Jesús. 

 

La Iglesia se encuentra en camino de sinodalidad, esto significa revisar cómo podemos hoy mostrar al mundo a Jesús, Camino, Verdad y Vida para un mundo ensombrecido por las guerras, el individualismo. La confusión y las sombras de muerte. El fruto del seguimiento desde la fe, nos hará descubrir también, como Pedro, quiénes somos y cuál es nuestra misión. 

 

Pidamos al Señor que seamos dignos discípulos suyos capaces de mostrarle al mundo con nuestra alegría y testimonio, que hemos elegido hoy y siempre al verdadero Cordero.


 

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