Podcast, Dom III de Adviento "Cuál es tu currículo"
El curriculum es una de las principales herramientas con las que encontrar un empleo. El objetivo de los estudios hechos es presentarse de la mejor manera posible a quienes nos gustaría nos contrataran o al menos nos consideraran para un empleo. Este curriculum debe contener no sólo los datos personales (quiénes somos) sino sobre todo los estudios realizados, las habilidades y posiblemente la experiencia laboral pasada (lo que sabemos y sabemos hacer). Cuanto más rico y bien compilado sea, más eficaz se vuelve.
Al leer y meditar junto con un grupo de personas el pasaje del Evangelio de este domingo, una dijo que la forma en que Juan Bautista habla de sí mismo, realmente parece un “curriculum al revés”. Juan interrogado por los fariseos y religiosos de su tiempo sobre su acción como predicador en el desierto, está más preocupado por su misión que por exaltar su identidad y sus acciones. Preguntado sobre lo que dice de sí mismo, el insiste en decir lo que no es, aunque podría hacerse pasar por tal.
No es “el Cristo”, no es “Elías”, no es “el profeta”.
En el tiempo de Jesús se esperaba la venida del Mesías, es decir, del enviado por Dios (Cristo) que restablecería el orden. Se pensó que sería precedido por un regreso del más grande de los profetas, Elías o por otro gran profeta. Juan, que a través de la fuerte predicación y el gesto purificador del bautismo en el Jordán tiene seguidores y fama, no aprovecha esto para acrecentar aún más esa fama y aspirar a algo más grande. En su currículum al final sólo pone una cosa cuando se le pregunta insistentemente “quién eres”: “Soy la voz de alguien que grita en el desierto: allanad el camino del Señor...”
Aquí está el currículum de Juan, lo que sabe hacer y le gustaría hacer: es una voz que grita. Su tarea es “dar voz” a un mensaje que no es suyo, no es de su propiedad ni de su creación. Él, de ese mensaje, es sólo la voz.
Nosotros tendemos a presentarnos aumentando la fuerza de nuestras cualidades, los títulos ... Incluso ninguno escapa a esta tentación de aparecer diciendo más de lo que es y es capaz de hacer, ocultando tantos defectos y errores como sea posible. Ninguno presentaría, a un futuro empleador, un currículum con “no soy... no soy capaz de...”, y seguramente haría todo lo posible para dar la mejor imagen de sí mismo.
Si esto es algo que pasa en el mundo laboral, mucho más es en el mundo de las relaciones sociales. Tenemos miedo de mostrar nuestras limitaciones y fragilidades, y tratamos de aparecer más de lo que somos, a veces enmascarándonos y mintiendo. Nos juzgamos mutuamente y amplificamos los defectos del otro mientras nos alentamos a nosotros mismos en una carrera que nos hace parecer siempre en competencia.
¿Qué currículum podríamos dar de nosotros mismos a Dios para impresionarle de forma positiva? ¿Una larga lista de méritos, misas participadas, pecados no cometidos?
El currículum de Juan tiene una sola línea “soy voz que grita” ... Esto es lo que me pide Dios: “ser voz”, “dar voz” al mensaje del Evangelio que necesita mis palabras y gestos para ser comunicado. No poseo el Evangelio, no he creado las enseñanzas de la fe, pero puedo ser su voz si realmente creo en él y los vivo. El tercer domingo de Adviento se llama litúrgicamente “de la alegría”, para recordarnos que “ser alegres” es un aspecto fundamental y no puede faltar en nuestro currículum.
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