Podcast. Dom. XXXI del T.O. Maestro no es quien se sienta en la silla...
Los temas abordados por la liturgia de hoy representan un programa concreto para quienes queremos vivir, con coherencia y responsabilidad, nuestra pertenencia eclesial.
El profeta Malaquías se dirige a los sacerdotes de la casa de Israel (pero bien podría dirigirse también hoy, a todo el pueblo cristiano) inculpándolos del peor pecado: ser guías de tropiezo para muchos con su enseñanza. A través del profeta, el Señor reprende a estos maestros errados: “Habéis destruido la alianza, habéis usado la parcialidad en vuestra enseñanza, yo también os he hecho despreciables y abyectos ante todo el pueblo”.
Contrario a estas desviaciones, Pablo, escribe, con su mano de trabajador, a los cristianos de Tesalónica “Os he anunciado el evangelio de Jesús - dice - trabajando duro día y noche para sustentarme, para no ser una carga para nadie; y me hubiera gustado no sólo anunciaros la buena nueva, sino anunciaros todo de mí, mis tensiones interiores, mis luchas y mis dudas, porque os amo. El apóstol es aquel que ama la Palabra hasta el punto de no importarle el esfuerzo de anunciarla, pero sobre todo ama al pueblo a quien se dirige el anuncio.
El Evangelio resuena con tal fuerza poniendo el dedo en la llaga. Jesús dice a los discípulos: … Practica y observa todo lo que te digan los escribas y sacerdotes, pero no actúes según sus obras, porque dicen y no hacen. De hecho, atan cargas pesadas y difíciles de llevar y las ponen sobre los hombros de las personas a quienes consideran pecadoras, pero ellos no quieren moverlas ni siquiera con un dedo, porque se creen puros e impecables; no exijas lugares de honor, sino colócate al final de la fila; No os llaméis Maestros, porque sólo Cristo es vuestro Maestro... Una auténtica revolución, que no sólo marca el paso del cumplimiento de la “ley” al testimonio de vida, sino que dicta las reglas de la ley y de la coherencia de vida, estableciendo criterios hermenéuticos incluso para definir la verdadera identidad hoy del cristiano.
Para alimentar esta actitud humilde propia del testimonio (y mantener a raya la vana ostentación de uno mismo y la tendencia a destacarse en lugar de iluminar) existe una curiosa combinación de exhortaciones de Jesús tomadas aquí y allá del Evangelio. Aquí están:
- "Buscad ante todo el Reino de Dios y lo demás os será dado por añadidura"
... pero recuerda que
- "Sin Mí nada podéis hacer"
... y si realmente estáis decididos a aprended a hacerlo
- "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón
... conscientes de que el dueño de todo es Mi, y vuestro Padre, recordad que
- "Nadie puede venir a Mí, a menos que Mi Padre que está en los cielos "se lo permita"
- "Todo lo que pidáis a mi Padre en mi nombre, Él os lo dará".
Por tanto, el auténtico "testimonio" parte de la mirada a Jesús y su comportamiento (humildad y mansedumbre) e implica "encarnar" esos comportamientos en la vida cotidiana tanto por parte de quienes están al frente como guías, como de quienes los escuchan.
Hoy estamos en una época excepcional: la Iglesia reunida bajo la guía del Espíritu Santo, en actitud sinodal, testimonia la fraternidad y la comunión buscando nuevos signos que iluminen la misión que Jesús le encomendó en el mundo. Por tanto, no tengamos miedo de construir comunidades que tengan como único centro a Dios, donde cada uno según su carisma, viva y haga de su vida un don ministerial para los demás.
Escuchándonos y caminando juntos, sortearemos las tentaciones de hacernos “pedestales” entre unos y otros, en perjuicio de los mas pobres y vulnerables.
Pidamos al Espíritu Santo el don de la humildad, que, junto con la caridad, se hagan vida en el corazón de cada uno.
Feliz domingo
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