Podcast. Dom. XXIX del T.O. Coherencia simplemente




Buenos días y buen domingo a todos. Aquí estamos escuchando al Señor que Habla. Esta Palabra es la luz necesaria para nuestro camino.

Hoy, el pasaje del Evangelio comienza con esta frase: "Los fariseos fueron y se reunieron para ver cómo sorprender a Jesús en sus discursos". A través de estas palabras entendemos que los fariseos, los herodianos, en definitiva, todos los que están en el poder, están enojados con Jesús, quieren tenderle trampas para hacerlo caer en el error. 

¿Pero, cuál es el motivo? Lo encontramos unos versículos antes. En la liturgia de la Palabra del domingo pasado Jesús contó una parábola explicando a la gente que el reino de los cielos es como un rey que dio un banquete de bodas para su hijo. Cuando hablamos del reino de los cielos, no tenemos que pensar en un lugar más allá de las nubes, sino en algo concreto que sucede en la tierra. Dios, a través de la vida de Jesús, viene a la tierra y es tan feliz que decide hacer una fiesta de bodas. El Rey es Dios, el hijo del rey es Jesús que, viniendo a la tierra, nos ofrece su amor precisamente a través de esta imagen del matrimonio. Sin embargo, lo que sucede en la parábola es que los mas prestantes rechazan esta invitación a la alegría y la celebración. Se cierran y piensan en sus propios asuntos, en sus propios intereses y este mensaje de amor y de salvación que Jesús da a todos es absurdo. Esta es la realidad que Jesús encuentra cada día. Los pobres, los pecadores, lo escuchan, pero los fariseos, los poderosos, están en contra de él. Jesús presenta el rostro de Dios como el de un buen padre que perdona, que acoge a todos. Los fariseos, en cambio, presentan a Dios mismo como aquel que ama sólo a quien lo merece. Esto les molesta hasta el punto de querer hacer quedar mal a Jesús, les enoja que tenga tanta popularidad entre la gente sencilla y humilde. Quieren demostrarle a la gente que es un embaucador y pecador y acuden al templo donde él está para su propósito. Aquí conectamos con el evangelio de este domingo.

Vamos primero con el mensaje de las lecturas. La primera, del libro del profeta Isaías, nos recuerda cómo, a través de Ciro rey de Persia, los judíos exiliados en Babilonia fueron devueltos a su patria. El Señor eligió este gobernante para llevar adelante su plan de salvación. Este rey poderoso nos muestra que a lo largo de la historia son muchos los hombres y mujeres que han sobresalido en diferentes campos de la ciencia, la política, la economía, las artes, la cultura, etc., beneficiando a la humanidad con sus aportes, sin embargo, podemos caer en la tentación de “divinizarlos” y olvidarnos que Uno solo es el Señor. Es por tanto a él a quien debemos agradecer por todo lo que poseemos, por los carismas de cada uno, por las capacidades personales que nos ha dado, incluso por los buenos dirigentes; pero debe recordar siempre que Dios es el único Señor.

En la segunda lectura, de la primera carta a los Tesalonicenses, el apóstol Pablo reconoce el esfuerzo de la comunidad de ser Iglesia, haciéndoles saber que siempre pide para ellos gracia y paz a Dios, a su Hijo y al Espíritu Santo, y que los recuerda en sus oraciones como también sus discípulos Silvano y Timoteo. 

Este pasaje de la epístola nos expone lo que hoy sucede, a menudo, en nuestras liturgias dominicales: escuchamos con mucha atención la Palabra, pero luego la olvidamos al salir de la iglesia; mucho menos la ponemos en práctica durante la semana, porque ya no la recordamos. Las primeras comunidades nos enseñan el secreto para el significado de lo escuchado: orar al Espíritu Santo, motor de nuestra acción.

Para el evangelio, volvemos al contexto de este en el inicio de la homilía. Jesús está en el templo y es puesto a prueba por los dirigentes religiosos. Los fariseos le hacen a Jesús esta pregunta: "¿Es lícito o no pagar tributo al César?". 

Es realmente una pregunta capciosa. Si Jesús responde que sí, todo el pueblo puede considerarlo un traidor al pueblo y por lo tanto puede ser ejecutado. Si responde que no, se convierte en enemigo de Roma y es ejecutado como enemigo del emperador.

Jesús, mirando la moneda que tiene impreso el rostro del emperador romano, dice: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". 

¿Qué significa esta expresión? El Señor quiere decirnos que la sociedad tiene sus leyes que también deben ser respetadas por los creyentes, que se deben observar por el bien de todos, para que las cosas funcionen. Pero al poner en práctica la ley de la sociedad, nosotros, como creyentes, también debemos llevar a cabo el plan de Dios: darle a Dios el lugar correcto en nuestras vidas, el lugar más importante; nuestra vida le pertenece, Él nos creó, nos salvó. 

A veces, puede pasar que el sábado no pueda terminar los oficios y luego quede algo para el domingo. Si uno dice: hoy no voy a ir a misa para dedicar ese tiempo a limpiar la casa, está haciendo todo lo contrario de lo que dice Jesús hoy; la fe y el deber son dos cosas que van muy bien juntas. Necesitamos aprender a gestionar bien el tiempo, dándole prioridad a nuestro Señor. Por ello podemos exclamar como el salmista así: "Grande es el Señor y digno de toda alabanza".

Para nosotros. Haciendo un sincero examen de las acciones de nuestra vida ¿podemos decir que hemos confiado y antepuesto sólo al Señor? ¿Somos conscientes de que nuestra mente, nuestro corazón, nuestra conciencia pertenecen a Dios, pero también hemos sido honestos y justos con nuestras obligaciones para con la sociedad?

Finalmente, recordemos que este domingo la Iglesia nos convoca a la jornada misionera mundial que cada año se realiza y cuyo lema es “Corazones ardientes, pies en camino”.  De aquello que hemos recibido fruto de nuestro trabajo para nuestro bienestar, seamos también generosos y justos como Jesús hoy nos dice, y colaboremos para que la Iglesia pueda llevar adelante su misión en medio del mundo hoy mas que nunca.

Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine y mantenga viva esta Palabra escuchada en nuestra semana, y la capacidad de dar el lugar adecuado a Dios y a nuestros deberes. ¡Feliz domingo!

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