¡SORPRESA!


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Mateo escribe este capítulo en un momento de profunda crisis en su comunidad. El fervor inicial se había debilitado, las hostilidades y persecuciones externas continuaban, el regreso de Cristo, que se creía inminente, tardaba en llegar. La historia siguió estando hecha de abusos y violaciones. La palabra de Jesús parecía resultar una utopía o una amarga ilusión.

Él describe el regreso de Cristo en términos apocalípticos (simbólicos). Comienza con la referencia a la historia de Noé, al diluvio universal: "Como eran los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre". A los ojos de sus contemporáneos Noé debió parecer un loco. Construir un barco sin mar a su alrededor fue una locura, pero fue esa mismo barco el que le salvó la vida. Quizás aún hoy, quienes nos ven rezando, o yendo a misa, construyendo un espacio interior para la vida espiritual, puedan pensar que estamos un poco locos. La distracción, el descuido y la superficialidad de los hombres les impidieron ver venir el diluvio, vivían sin misterio, comieron y bebieron, acumularon sin más. 

Llevados por la cotidianidad, por las preocupaciones, por mil distracciones como en tiempos de Noé, corremos grave riesgo de dejar morir lo verdadero en nosotros. Una existencia que no logra ir más allá del hoy es una vida triste, sin revelación: por eso “no se dieron cuenta de nada”. El problema no es el final, la muerte, sino pensar que la vida solo consiste en la suma de lo que acumulamos, disfrutamos, tenemos y hacemos. Y aquí nos hacemos una pregunta, ¿para qué vivo? ¿para qué? 

«Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado y el otro dejado. Dos mujeres molerán en la piedra de molino: una será quitada y la otra dejada». seguido están estas palabras que tratan de dos formas diferentes de vivir en el campo de la vida: uno vive con la mirada puesta en el infinito, el otro encerrado en su caparazón; uno abierto a las necesidades de los demás, el otro inclinado a sus propias necesidades; uno está listo para encontrarse con el Señor, el otro no nota nada.  La vida es mucho más que la suma del hacer y el tener.

Después de comparar la venida del Hijo del hombre con el diluvio, Mateo habla de ella como la llegada de un ladrón, por lo que nos invita a permanecer despiertos. 

¿Qué significa esta extraña parábola? Que Dios sorprende. Pues Déjate sorprender, asombrar por Él. Desde el punto de vista científico la sorpresa estimula el placer del cerebro; una vida "llena de sorpresas" es más vital, placentera, impredecible, nos mantiene vivos, que la pasividad.

El Señor resulta un extraño ladrón porque no roba nada y lo da todo. El encuentro con Él altera la casa, cambia la vida, sorprende. Mientras que el ladrón es atraído por la riqueza, el Señor es atraído por el ser humano que es precioso a sus ojos. Alguien dijo que Dios es inútil hoy, que no lo necesitamos, que podemos prescindir de él. Estoy convencido de que Dios espera su turno porque sabe que el hombre, cuando se sienta desilusionado por la precariedad de los asuntos humanos, lo llamará y Él le acogerá con el amor de Padre, no porque sea la ultima posibilidad, sino porque el que ama está ahí. 

¿La buena noticia de este domingo entonces es? El amor, que es Dios mismo que está y espera nuestra locura de ir contrarios al mundo, esperándole; cuando menos pensemos él nos sorprenderá.


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