La verdadera riqueza "es hacer amigos"

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Otra parábola con un final sorprendente: el engañado alaba a su estafador. La alabanza del señor, sin embargo, tiene un objetivo preciso, no se refiere a la deshonestidad del administrador, sino a su astucia… este, se puso a pensar y se dijo: ¿qué voy a hacer?, y ahí comenzó a entender la diferencia entre la falsa riqueza y la verdadera riqueza. Entonces empezó a utilizar el patrimonio económico para crear el patrimonio real, el relacional: hacer amigos que lo acogieran “Siéntate y escribe cincuenta, toma el recibo y escribe ochenta…” Descubrió dónde invertir: compartir la deuda para generar ingresos, amistad, …ingresos espirituales…

Y la historia continúa… hoy nos enseña que necesitamos buenos amigos y buenas relaciones en la vida, estos pueden ayudarnos en un futuro, incluso son ayuda para vivir "en las mansiones eternas"… Vida eterna, casa eterna, son términos que en labios de Jesús nos indican tanto lo que sucederá al final de la vida, en el cielo o fuera de este, como ahoramismo en nuestro existir (ya desde ahora, aquí, entre nosotros…

Y aquí está el maravilloso mandado: hacer amigos. (Incluso cuando los planeamos para nuestro beneficio...) las personas valen más que el dinero.... porque lo bueno siempre es bueno... incluso la limosna, aun dada por un ladrón, no deja de ser limosna y ayuda. Lo bueno nunca es inútil. No es el mal lo que revoca el bien que has hecho. Sucede lo contrario: es el bien el que revoca, cancela, abroga el mal que has cometido.

La enseñanza final es entonces: No intentar servir a dos señores: a Dios y a las riquezas. El gran poder de la riqueza es hacernos no necesitados de Dios. El verdadero enemigo, el adversario de Dios en la Biblia no es el diablo, de hecho Jesús libera a la persona de los demonios que se han instalado en ella. El competidor de Dios ni siquiera es el pecado: Dios perdona y elimina los pecados. El verdadero competidor de Dios, el “dios” alternativo, es la riqueza… la riqueza es atea. Ella gana la confianza, da certezas, quita el corazón. Sin darnos cuenta, podemos estar enfermos de ateísmo. No importa si vamos a la iglesia, este puede ser un aspecto superficial que no cambia la sustancia.  Ese "dios" está en el banco. Y el corazón estará ahí, junto al dinero.

La solución que ofrece Jesús es "hacer amigos": serán ellos quienes te acojan, antes que los ángeles. Las manos de los que te aman terminan siendo las de esos ángeles. Tus verdaderos amigos te abrirán la puerta como si el cielo fuera su casa, como si hubieran encontrado para ti las llaves que te harán feliz por un día o por una vida.

Jesús no es moralista: el dinero no es sucio, sólo es aparente porque promete lo que no puede cumplir, y el discípulo, el hijo de la luz, lo usa sin convertirse en su esclavo.

Prestemos atención a las pequeñas cosas: al gesto de honestidad cotidiana, a la ética del trabajo, al compartir. Fieles en lo poco, cuidadosos del Evangelio, comprensivos, no constantemente irritados y pesimistas, para que nuestro rostro, nuestra vida, de alguna manera, se convierta en una profecía del mundo en la que prevalece la lógica de Dios; hagamos amigos, regalando tiempo, sonrisas, apoyo, ánimo. Aunque no seamos santos, habremos hecho la inversión más rentable de nuestra vida.

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