¿Y cuál es mi elección?
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La parábola del Buen Samaritano, que escuchamos el domingo pasado, encuentra hoy conexión con las lecturas. Abraham ofrece hospitalidad a tres viajeros desconocidos; así, sin darse cuenta, acoge a Dios, que lo recompensa con el nacimiento de su hijo tan esperado. Y el Evangelio también habla de hospitalidad. Jesús va a Betania, acogido por las hermanas Marta y María. Ambas, honradas por recibirlo y preocupadas por ofrecerle una digna acogida, lo manifiestan de diferente forma: Marta se desvive en las tareas del hogar, María, en cambio, se detiene para hacerle compañía.
Aquí nos fijaremos en los personajes de Sara y Marta; Lo que hacen no está mal, pero supone desaprovecha la oportunidad de la visita del Señor. Para nosotros: la palabra debe ser escuchada, no tiene nada de ser una contemplación ociosa, sino que desemboca en la acción practica de la caridad. Esta exigencia de escucha es tanto mas imperiosa cuanto a veces damos la sensación de organizar el mundo a partir de nosotros mismos y no desde Dios. Dicho en otras palabras, para que nuestras acciones sean cristianas, el amor al prójimo tiene que estar fundamentado en el mismo Dios, que es caridad.
Hoy, debemos hacer dos reflexiones: por una parte preguntarnos cuanto tiempo dedico a la oración, a leer el evangelio, a meditar, etc. Y por otra, si mis obras están orientadas por Dios, o simplemente es un hacer por hacer. Debemos tener en cuenta que hay muchos cristianos que rezan mucho y escuchan poco. Y al mismo tiempo otros que hacen mucho por no parar, orar y reflexionar.
Se nos invita entonces a hacer un stop para escuchar la Palabra del Señor, entender el mensaje, masticarlo, asimilarlo. Contemplar a Jesús para que se nos vaya metiendo dentro y nos vaya cambiando.
Recordemos que en nuestro tiempo son muchos los que buscan la hospitalidad en lugares distintos a los de su nación o pueblo. Tanto a unos como a otros se les debe tener la consideración necesaria de acogida y solucionar, en la medida de lo posible su situación para que puedan vivir dignamente. El seguidor del evangelio ha de tener actitudes similares a las dos hermanas, de generosidad dentro del contexto del amor a Dios, y de escucha. De generosidad para hacer de la acogida signo de hospitalidad, y de escucha, signo de resolución de los problemas de aquellos que se acerquen.
El Señor nos pide un corazón abierto para escucharle y buena voluntad para ponerlo en practica. Que la oración de hoy sea: Guíame Señor por la senda de tu Palabra, para que yo aprenda con tu guía a ponerla en practica.
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