¿Quién es el destinatario de mi amor? Domingo XV del Tiempo Ordinario
https://drive.google.com/file/d/1YT0fvcgqvjPKfSkNOtugXHA89X6DdS_m/view?usp=sharing
A menudo muchos cristianos me dicen que Jesús es su vida, que son personas convencidas de las leyes de la Iglesia, incluso dicen que no tienen pecado... pero en sus obras puedo ver que no saben quién es su prójimo.
Cada día vemos que el mundo sigue sufriendo (guerra, exilio forzado, inmigración, enfermos abandonados, niños privados de la vida, desprotegidos…) e inmediatamente buscamos a quién echar la culpa. Pero, ¿estamos realmente seguros que no tenemos responsabilidad?
El Señor pone dentro de cada ser humano una semilla de su amor. Y me pregunto ¿entendemos quién es el destinatario de ese amor? Es demasiado fácil decir que es Dios, lo que resulta difícil decir es que con nuestra vida amamos igual que Dios ama, es decir, que acogemos a todos sus hijos, que son los que van conmigo en el camino de la vida, sin pretextos. Esto es lo que sucede en la historia del evangelio que escuchamos este domingo, la pregunta clave que un hombre le hace a Jesús "¿quién es mi prójimo?".
Con la parábola del Buen Samaritano, Jesús deja claro que el prójimo es todo aquel que se me presenta y se encuentra en situación de necesidad, independientemente de su cultura, su raza, su simpatía, su pecado, su inteligencia... la necesidad está relacionada con el hecho de que es una persona y esto, para nosotros creyentes, debería ser suficiente para comprender que todo hombre y mujer nos devuelve a Dios (semejanza) y por lo tanto debemos protegerle.
Incluso, el llamado es mas radical, no puedo excluir de mi ayuda a nadie que me haya hecho daño, a nadie que sea diferente a mi cultura, a mi nacionalidad, a mi forma de ver las cosas, a nadie que no me caiga bien...
Recordemos que Jesús preguntó al escriba: "¿Cuál de estos tres crees que fue prójimo del que cayó en manos de los bandidos?". Él respondió: "El que se compadeció de él". Jesús le dijo: "Ve y haz esto también".
Tener compasión, es decir, saber cum-sufrir, sufrir juntos, sentir los sentimientos que siente el otro, percibir sus necesidades, es una actitud que nos debería caracterizar ante el mundo como seguidores de Jesús.
Y como él, para nosotros, el prójimo no es el que vendrá después, o el que espero que llegue diferente a estos que conozco, no, mi prójimo es el que está cerca de mí en este momento, y no importa quién es, pero sí importa que es un ser que pide ayuda y no puedo cerrar los ojos, no puedo cerrar las puertas de mi corazón para no dejarlo entrar y ayudarlo a vivir...
¿Quién soy para determinar que este o aquel es el al que debemos acercarnos? ¿Quién soy yo para decidir quién merece o no vivir? ¿Qué comunidad somos si nuestro corazón no se conmueve con el necesitado y salimos en su ayuda?
Las necesidades hoy son muchas, y debemos aprender a reconocerlas. Cada ser humano es mi prójimo, hoy mas que nunca no puedo ignorarlo...
Comentarios
Publicar un comentario