Misericordia quiero y no sacrificios
Estemos atentos, porque corremos el riesgo de vivir como los fariseos, en la apariencia, cumpliendo los preceptos y las leyes, y sin darnos cuenta dejando a Dios en un segundo plano y creernos que con nuestro esfuerzo podemos alcanzar la santidad. Jesús hoy nos invita a vivir en la libertad de los hijos de Dios, a poner por encima de todo el amor al que lo necesita
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