"Me saciarás de gozo en tu presencia" Domingo XIII del Tiempo Ordinario
Hoy el Evangelio nos presenta el comienzo de un camino: Jesús decide salir hacia Jerusalén “… tomó la firme decisión de partir…” Una decisión definitiva. Comienza un camino que en el Evangelio de Lucas dura 10 capítulos, pero ¿hacia dónde? Hacia la cruz, hacia la Pascua del amor definitivo. Este es el mensaje que nos deja: el amor que vence a la muerte porque es principio de resurrección.
Hacemos este viaje todos nuestros días (dura toda la vida), y para ser sus discípulos debemos aceptar viajar, no quedarnos quietos, no ser estatuas de piedra en nuestras creencias, en nuestra rutina, en sentirnos seguros con nuestras certezas. Nos unimos a un camino que no es fácil, a veces parece que no avanzamos ni un milímetro, otras veces parecemos vagar de aquí para allá; sin embargo, lo importante es mantener la mirada fija en el camino en el que vamos con el Señor. Sin olvidar que habrá semanas de pasión.
También este camino lo hacemos como Iglesia con nuestra comunidad, como lo hizo Jesús con sus discípulos hacia Jerusalén. En el relato encuentran una dificultad: no son aceptados por los samaritanos. La tentación inmediata de los discípulos es de venganza "un fuego para incinerarlos" . Eliminar a los que son diferentes, a los que piensan diferente a nosotros, a los que no aceptan lo que somos y lo que decimos. ¿Tentación solo para entonces, o para nosotros y para todos los tiempos?
Qué lección de tolerancia nos da Jesús: incluso la dificultad no debe interrumpir nuestro camino, el camino debe continuar...
En el camino también nos encontramos con tres tipos diferentes de discipulado. No tienen nombre, quizás Lucas quiera enviar un mensaje a todos los seguidores de todos los tiempos y lugares. Hoy, podemos poner nuestro nombre a cada uno de estos discipulados, o tal vez reconocer que vivimos los tres en diferentes etapas de nuestra vida.
El primero es el entusiasta. Responde con bastante ánimo: "... Te seguiré donde quiera que vayas...". Jesús le hace reflexionar: atención, para seguirme no debes tener preocupaciones por el futuro, no esperes tener todo bajo el control en tu vida; tienes que confiar.
El segundo es llamado directamente por Jesús: " ... Sígueme...". Después de una hermosa experiencia espiritual, después de un camino con los demás, después de una relación especial con él, llama: no a un lugar raro, sino el lugar que ha diseñado para que podamos amar más. Pero este segundo discípulo está ligado al pasado, tiene un lazo fuerte que no suelta. Para seguir el llamado es necesario soltar el pasado. Ej. las vocaciones religiosas, también el matrimonio… porque la separación que exige es para ir hacia un amor mayor en una dimensión distinta, más grande.
El tercer discípulo manifiesta espontáneamente “… te seguiré…”. el verbo en futuro indica que hay afectos muy fuertes en el presente que le impiden tomar inmediatamente una decisión.
Presente, pasado, futuro: el Evangelio de hoy nos enseña otra manera de vivir estos tres tiempos, otro tipo de relación con estas dimensiones. Lo importante es continuar el camino, nuestro camino de cada día, en el presente, con confianza en el futuro y lo que nos espera, sin remordimientos y ataduras que nos aten al pasado.
Revisemos nuestra vida
- ¿Vivimos la vida como un viaje que continúa cada día?
- ¿Qué significa para nosotros ser discípulos hoy, en el mundo que nos rodea, en las relaciones con quienes viven con nosotros?
- Los tres momentos del tiempo: presente, pasado, futuro. ¿Qué importancia tienen en nuestro discipulado?
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