El cuarto domingo de Pascua es el “Domingo del Buen Pastor” y es el domingo en el que oramos especialmente por las vocaciones al sacerdocio. Jesús se aplica una imagen muy significativa -la del pastor-, que en el Antiguo Testamento era atribuida a Dios y a aquellos llamados a actuar de algún modo en su nombre en beneficio de su pueblo, especialmente los líderes religiosos. Jesús se define como el buen Pastor, más aún, el Pastor hermoso cuya belleza consiste en dar la vida por sus ovejas y conducirlas a la seguridad, a la vida eterna. Asimismo, se critica a los malos pastores que, por el contrario, se pastorean a sí mismos, se preocupan sólo de sus propios intereses, de su propio prestigio. Del breve texto de este domingo, tomado del capítulo décimo de Juan, podemos destacar la relación entre el pastor y las ovejas, es decir, la intimidad entre Jesús y los creyentes, y entre Jesús y el Padre. Jesús dice que “Las ovejas oyen mi voz y me siguen”. De hecho, era una imagen familiar en aquel...